3 pechugas de pollo, enteras
4 cdas. de aceite
5 cdas. de caldo de pollo
Harina
4 cdas. de mantequilla
3 oz. de jamón serrano en rebanadas finas
2 oz. de queso parmesano rallado
Sal y pimienta negra, recién molida
Remueva la piel y deshuece las pechugas y aplánelas. Ponga el horno a 325ºF. Pase las pechugas por harina sazonada con sal y pimienta. Fría las pechugas de 2 a 3 minutos por cada lado en una mezcla de mantequilla y aceite. Coloque en una fuente refractaria donde quepan las 3 pechugas en una sola capa. Coloque una rebanada de jamón sobre cada pechuga, cuidando de que no sobresalgan. Espolvoree con queso rallado. Vierta el caldo en la sartén a fuego alto y revuelva con una espátula para recuperar los jugos. Deje hervir unos minutos, cuele y vierta sobre las pechugas. Tape y póngalo al horno y deje cocer 15 minutos para que el queso se derrita y se integren los sabores. Sirva de inmediato, virtiendo el jugo encima.
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